Mensaje navideño que a muchos no gustará Publicado el Lunes 19-12-2022 - (1 comentarios)
A estas alturas ya debes estar hasta el gorro de mensajes navideños y deseos para el nuevo año. Y todos, seguramente, te auguran azucaradamente un buen 2023 y te dicen lo bien que va a ir todo y lo estupendo que va a ser a partir de ahora.
Así que si estás cansado de felicitaciones un poco ramplonas, escritas de manera estándar y sospechosamente optimistas, déjame refrescarte un poco con una visión un poquito más realista.
Siempre he fantaseado con la idea de tener una audiencia intelectualmente solvente. Y creo que lo he conseguido, porque este mail va a llegar a personas como tú. Y este mensaje navideño, poco convencional, no está pensado para que lo aprecien personas que se pasan la vida en las redes sociales viviendo aceleradamente realidades que no existen, sino para gente que se toma su tiempo para leer textos de más de cuatro párrafos.
Así que ahí va mi felicitación navideña y de año Nuevo.
A ver... ¿para qué engañarnos? El 2023 pinta bastante mal.
Es probable que tengas la sensación de que no es así. Pero es normal. Estamos en una época en que lo que se espera de ti es que te eches la mano la cartera y te gastes lo máximo posible. Ahora esto es lo que conviene, así que todo está pensado para que tengas la tranquilidad suficiente como para que aflojes la mosca.
Pero no te lo tomes demasiado en serio. Los que ahora han creado este microclima navideño para que te fundas la pasta son los mismos que de aquí unos meses te dirán que por culpa de los rusos todo ha subido y que por eso se ven obligados a ponerte precios desorbitados y a subirte todavía más los impuestos. Jugarán con la inflación como el niño que juega al Monopoly, subirán los tipos de interés y el precio de la gasolina ya no bajará ni aunque se acabe la guerra.
Todo toma un cariz de tragedia griega cuando a uno le da por pensar que esta gran masa de consumidores de clics en Instagram está tan atocinada que si llega un momento y todo se hunde, se les volverá a pedir que con su dinero rescaten a los bancos. Y lo permitirán.
Una sociedad que tropieza dos veces con la misma piedra, merece estar en crisis permanentemente.
Y esa sociedad eres tú.
Y yo.
Así que, en lugar de felicitarte las fiestas de manera simplona y desearte un feliz año a la vieja usanza, te voy a hacer una incómoda pregunta: ¿Qué piensas hacer este 2023 para que el mundo sea un poquito mejor?
Yo estoy un poco enfadado conmigo mismo porque durante este 2022 no he hecho todo cuanto me hubiera gustado en este sentido.
Así que debes tener en cuenta que, aunque parezca que este mail tiene un ramalazo acusatorio hacia ti, no te lo debes tomar como algo personal: muchos reproches me los hago a mí mismo y lo canalizo a partir de escribirte a ti.
Acaba el 2022 y tengo la sensación de no haberlo disfrutado como se merecía. No quiero que me pase lo mismo este 2023, así que estas líneas pretenden ser una manera de fustigarme por los errores cometidos en el 2022 y una recopilación de buenas prácticas para el 2023.
Como siempre, de todo lo que te escribo quédate con lo que te interese y te pueda servir y desecha todo lo que consideres absurdo, banal o intrascendente.
Allá voy a explicarte mis propósitos para el nuevo año, y te hablo a ti, pero en realidad me estoy dirigiendo a mí mismo:
¡Basta ya de vincular economía con felicidad! Que el 2023 pueda ser un año horrible a nivel económico por culpa de la inflación no significa que tenga que ser un mal año. Cuando estés en el lecho de muerte, ¿qué piensas decir? «No, el 2023 no lo acabé de disfrutar. Había una inflación desorbitada y era difícil ser feliz. Ese año no cuenta. ¿Puedo repetirlo ahora?».
No. La vida no funciona así. El 2023, con crisis económica o sin ella, va a suceder. Está en tus manos disfrutarlo o no. Y sea como sea, va a ser un año irrepetible.
Intenta ser feliz. Todo lo que puedas. Y recuerda que ser feliz cuando las cosas van bien es fácil, y que lo realmente meritorio es ser feliz cuando las cosas van mal. Aprovecha el 2023 para ponerlo en práctica. Si lo consigues, estarás de suerte: habrás encontrado la llave de la felicidad.
No te lamentes demasiado por todo cuanto sucede, pero asume tus culpas. Si la sociedad a la que perteneces es actualmente un cementerio de miserias, querrá decir que tú eres parte del problema... pero también parte de la solución.
Y tienes una manera de actuar. No hace falta que vayas a manifestaciones, ni tan siquiera que votes en contra de los políticos a los que culpas. No es necesario que te enroles en un ONG para salvar el mundo, ni tampoco que te sacrifiques demasiado.
Tienes un arma poderosísima a tu alcance.
Y ese arma es tu consumo.
Acuérdate que pueden hacer que tu dinero valga menos, que se devalúe… pero no pueden evitar que lo gastes como tú decidas.
Si como a mí te pone enfermo que el mundo lo controlen unas cuantas empresas, tienes muy fácil resarcirte: busca alternativas. Compra tus productos al vecino de al lado. Seguramente será un poco más caro, pero ese gesto es la primera piedra para conseguir un mundo más justo.
Olvídate de las grandes marcas si quieres un mundo igualitario.
Deja de comprar en Amazon.
No pases tanto tiempo en las redes sociales.
Y ya que te pones, intenta alguna vez obviar las superproducciones cinematográficas y trata de consumir cine independiente, cine local. Te llevarás una sorpresa.
Lo mismo con la música.
Procura no hacer caso siempre a las grandes editoriales, pues al final se encargan de que todos leamos lo mismo. Y recuerda que en un mundo donde todos piensan igual nadie piensa mucho.(Walter Lippmann) . Compra en su lugar libros de autores independientes, que ofrecen puntos de vista y realidades completamente diferentes. (Bufff, se ha notado mucho mi publicidad encubierta, ¿verdad?... bueno, como ya me has pillado, te pongo aquí el link donde puedes comprar los libros que he escrito).
En este año nuevo que empieza, sé consecuente con lo que hagas. Cometerás muchos errores, como todos, pero es importante reconocer que te estás equivocando. Es mejor invertir el tiempo en analizar por qué te equivocas, que no echar las culpas a los demás o a las circunstancias, que es lo que solemos hacer por orgullo o por comodidad.
Este 2023 puede que sea un año duro, que paralelamente va a hacer que tengas que ser mejor en todo lo que hagas. La competencia te va a obligar a superarte. Aprovéchalo.
Recuerda que en los últimos años se ha demostrado que pueden hacer contigo lo que quieran. Te pueden encerrar en casa el tiempo que decidan, pueden devaluar tu dinero, pueden hacerte sentir un miedo que te paralice, pueden crear guerras. Y cuando se acabe la guerra y el Covid sea un recuerdo, volverá la omnipresencia del terrorismo islámico, los catalanes tratando de destrozar la idea de España sin la cual se ve que podrías morirte o cualquier otro enemigo. La cuestión es que siempre sientas inseguridad porque no hay negocio más rentable que hacerte sentir miedo para después venderte protección.
Así que no te fíes de nadie. Especialmente de los que te dicen que todo lo hacen por tu bien. Esta frase solo es cierta cuando te la dicen tus padres. De cualquier otra fuente suele ser una falsedad.
Y no te olvides que te lo pueden quitar todo.
Así que este 2023, y como ya te he dicho en alguna otra ocasión, gasta tu dinero en cosas que no te puedan robar.
Básicamente, en formación y viajes.
No te pueden quitar los conocimientos adquiridos.
No te pueden quitar las puestas de sol, las experiencias vividas.
No te olvides que viajar es la mejor inversión que puedes hacer. No deberías dudar entre comprarte algo material y viajar. La ciencia ya ha demostrado que comprar cosas materiales aporta una felicidad transitoria, temporal y superflua. En cambio, las experiencias vividas, como por ejemplo un viaje, perduran en el tiempo, procuran una felicidad a largo plazo y te brindan momentos que recuerdas el resto de tu vida.
Viajar es invertir en uno mismo, y eso te va a convertir en el mejor activo que tendrás en tu vida.
Llegados a este punto ya solo me queda felicitarte las fiestas. Y no encuentro mejor manera, después de este escrito, que hacerlo desde un prisma en el que tú y sólo tú eres el responsable de tus actos y que todo cuanto haces tiene una repercusión, aunque a veces te pase inadvertida.
Quiero felicitarte las fiestas, pero quiero hacerlo de una manera en que invoque a la capacidad que tienes de realizar tus actos de manera consciente.
Así que recuerda que el día de Navidad vas a comer y beber como un cosaco para celebrar el nacimiento de una persona que vivió predicando la austeridad.
Y que celebrarás el Año Nuevo porque el ser humano siempre ha sentido la necesidad de medir el tiempo, dividirlo y clasificarlo, para sofocar la frustración de saber que es una de las pocas cosas que nunca podrá controlar.
Ahora sí… y a pesar de todo... feliz Navidad y próspero Año Nuevo.
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Como autor autónomo que no atiende a demandas del mercado, y como escritor que escribe por vocación sin mirar qué textos son los más comerciales, te invito a conocer mis libros. Aquí encontrarás todas mis obras